lunes, octubre 03, 2005


¿Palabras fuertes o palabras con contenido?

En estos tiempos de elecciones, los medios de comunicación nos entregan innumerables ejemplos del uso del lenguaje.

Podemos encontrar slogans de la más variada naturaleza, algunos apelando al sentimiento, otros a la oportunidad que todos anhelamos de tener un futuro, etc.

Pero también somos testigos de un tipo de lenguaje denominado fuerte, confrontacional, que velada o directamente pretende insultar, menospreciar al contrincante o adversario.

Las palabras de Lavín contra el Presidente Lagos son un claro ejemplo de este lenguaje, más evidente aún si consideramos lo "políticamente sano" que era su discurso algunos meses antes.

Sin embargo, si analizamos el contenido de lo expresado y el "concepto" que se quiere transmitir, notamos poca substancia, falta de un verdadero análisis de los hechos y carencia de exposición de los fundamentos, de las ideas.

Es que si queremos expresar sentimientos y sensaciones, está bien. Es legítimo.
Pero en mi caso particular, espero de las más altas autoridades y de aquellos que desean ocupar cargos de gobierno, altura de miras y preocupación por los grandes problemas, un diagnóstico objetivo de la realidad y proposiciones acordes a lo posible y realizable, no sólo lo que deseamos escuchar.

Fin a la delincuencia, salud para todos, sueldos mejores, mejor nivel de vida, etc. etc.

Quién puede estar en desacuerdo con eso?

El fin está claro , el modo de alcanzarlo está por definirse.

Pero si aquellos que creen saber el mejor camino no lo comunican adecuadamente, se pierden en discusiones inútiles y no convencen a las personas, los grandes problemas no se resolverán y la masa seguirá esperándo que alguien se los solucione.

Espero palabras fuertes de las autoridades y candidatos. Pero palabras fuertes en contenido y sabiduría, en tolerancia y respeto.

La verdad y la razón nunca han tenido necesidad de gritar. Y entre tanto ruido y grito que nos rodea, la palabra cierta, la que ilumina, se puede escuchar suave y nítida.

Sólo debemos escuchar y poner atención.

José Bocic